lunes, 17 de enero de 2011

El “milagro” de la TDBasura

Zapping. Preciosa palabra que a algunos que ya peinamos canas nos recuerda esos tebeos de cuando éramos pequeños (no hace tanto) de los terriblemente malos y divertidos hermanos Zipi y Zape. Zapping. Palabra que esconde esa linda imagen de estar uno cómodamente recostado en el sillón de casa con el mando a distancia en la mano y, con el simple gesto de pulsar levemente con un dedo, cambiar de canal hasta encontrar, poco después, el programa deseado.


Sin embargo, este leve gesto, que ha sustituido la incomodidad que hace no tanto suponía tener que levantarse, acercarse a ese monstruo de televisor de tubo que ocupaba medio salón (impensable que estuviera en otra habitación de la casa) e ir pulsando uno a uno los distintos canales (dos en un principio) hasta dar con aquel que diera ese programa que nos satisficiera, se ha convertido en el mayor aliado de la TDbasura en España. ¡Quien lo iba a decir!
Porque parece mentira que con la cantidad de canales que hoy tenemos en este bendito país, en ocasiones sea tan complicado dar con uno solo que emita un programa/película de relativa calidad. En ocasiones es, simplemente, imposible. Porque no hay. Así de simple. Así de claro. Así de triste.
Y yo, pobre espectador, me pregunto. ¿qué pretenden los propietarios de esos canales? Con semejante oferta, ¿realmente creen que van a fidelizar a una audiencia a base de refritos de fritos que ya están más que quemados, de sinvergüenzas que a base de túnicas de colorines y verborrea engañabobos pretenden decirnos lo que nos va a ocurrir a-no-se-cuantos-euros-el-minuto, productos de teletienda y demás contenidos-bazofia del todo a cien? Quizá durante un tiempo, y a unos pocos incautos, pero no eternamente.



Recuerdo la ilusión que, en mi generación, supusieron hitos como la creación de la segunda cadena de televisión, que la primera emitiera de forma ininterrumpida durante 24 horas, la aparición de las nuevas cadenas (Antena 3, Tele 5 y, en menor medida por ser de pago Canal Plus), y más tarde, las nuevas concesiones y avances tecnológicos que han ido llegando, en muchos casos de la mano, cómo no, de Internet.
Sin embargo, en el caso de la TDT parece que, una vez más, en España no aprendemos y en lugar de innovar, de apostar por nuevos formatos, de intentar cautivar a la audiencia con canales o bloques temáticos, específicos o, al menos, de calidad, apostamos, insisto, por lo fácil, por el todo a cien, por amortizar hasta las últimas consecuencias lo invertido sin importar, lo más mínimo, la verdadera razón de ser de un canal de televisión: la audiencia, pues sin ella, no habrá nada. No habrá negocio y dejará de existir.
¿Zapping? Si seguimos así, las consultas de los médicos van a llenarse en los próximos años por las molestias de aquellas personas que pasen largas horas delante del televisor dándole a la tecla de su mando a distancia. Porque o cambian mucho las cosas o los próximos canales, salvo honrosas excepciones, que las hay, seguirán teniendo una calidad como en la actualidad: baja o nula.
La realidad es terca y no permite que seamos muy optimistas en el bonito mundo de la televisión. Porque al igual que hace miles de años ocurriera con los panes y los peces, que en un milagro universal se multiplicaron para alimentar a los necesitados, parece que hoy en día asistimos a un nuevo no milagro, el de la multiplicación de la TDBasura. Que el señor (catódico) nos asista. Amén.

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