lunes, 24 de enero de 2011

Predicar con el ejemplo, sus señorías


Los que hayan tenido la paciencia de leer los post de este aún recién nacido blog de poco más de tres semanas de vida, deben tener una idea bastante acertada de lo poco, por no decir nada, que confío en la clase política española. Y así lo afirmo por activa y por pasiva. Creo que, en general, los políticos se han convertido en una clase social llena de privilegios pendiente de sus propios beneficios y de los de aquellos que les son afines y les rodean. Además, el cortoplacismo y la estrechez de miras es lo que prima, haciendo del electoralismo y las medidas populistas, cuesten lo que cuesten al erario público, su santo y seña. Sin colores, ideales, ideologías ni banderas. Interés, y poco más. Todos, más o menos, han sido cortados por el mismo patrón. Y así nos ha ido. Y así nos va.
Sin embargo, en este contexto de, insisto, absolutamente nula confianza en la clase política española, me ha llamado la atención una iniciativa del Partico Popular que, eso sí, veremos si finalmente sale adelante y no queda, como tampoco sería de extrañar, en otra medida electoralista. Me estoy refiriendo, cómo no, a la propuesta de eliminar los privilegios de diputados y senadores, sus señorías, en materia de pensiones.
Hombre, ya era hora de que al menos el tema se ponga encima de la mesa, con luz y taquígrafos, ante el país. Lo curioso es que esto mismo ya se ha venido planteando, como quien no quiere la cosa y de tapadillo desde hace años pero, curiosamente, todos los partidos políticos, PP incluido, se habían mostrado partidarios de mantener unos privilegios que para el resto de la sociedad son, lisa y llanamente, nauseabundos.
Y es que la explicación es muy clara: no se puede estar exigiendo un esfuerzo en algo tan sensible como las pensiones a una sociedad que lo está pasando realmente mal, entre otras cosas por el pésimo trabajo de una pésima clase política que dirige un país lleno de posibilidades, y que al mismo tiempo esa clase política que lleva años sin hacer bien sus deberes, como premio por llevarnos a una crisis de la que vamos a tardar mucho más que otros países en salir y a un coste mucho mayor, tenga unas pensiones de ensueño. No, sus señorías. No es justo. Ni ético. Y ustedes deberían ser los primeros en tenerlo claro, asumirlo y corregirlo.
Ya va siendo hora de terminar con todas, todas las ventajas de sus señorías. Y ya va siendo hora de que sean los propios políticos los que se den cuenta de que así no pueden seguir; que no pueden ni deben vivir de espaldas a la sociedad, que ésta les pide que sean un referente, alguien en quien mirarse, a quien tomar como ejemplo. Un político tiene que representar lo que en el deporte suponen un Nadal, un Fernando Alonso, un Iniesta o un Casillas. Son personas normales que han tenido que luchar desde su infancia para llegar a lo más alto, y una vez ahí, tienen que seguir luchando día a día para mantenerse y llevar con orgullo la bandera de España por todo el mundo. Luego serán unos privilegiados, sí, pero se lo han ganado ellos mismos y nadie, absolutamente nadie, les ha regalado nada.
Pues la sociedad, todos nosotros, tenemos que pensar que el presidente del Gobierno, de nuestra Comunidad, del Ayuntamiento, sea del partido que sea, es alguien que durante cuatro años va a hacer todo lo posible para que vivamos mejor, para solucionar nuestros problemas, para que lleguemos a fin de mes con un trabajo digno y un mañana en el que pensar. Y si no lo consigue, al menos sabremos que ha hecho todo lo que estaba en su mano, pero que no ha podido.
¿Pensamos eso hoy de nuestros políticos? ¿Realmente pensamos que estos 4.100.000 parados que, como decía en un post que titulaba así, suponen ese mismo número de dramas, son la consecuencia de una lucha sin cuartel de la clase política española contra una realidad cruel que les ha vencido? No. Todos sabemos que no. Es el resultado de un Gobierno y una oposición que no han estado a la altura.
Por ello, aplaudo esta iniciativa para eliminar los privilegios en las pensiones de sus señorías, aún a sabiendas de su carácter electoralista. Me da igual. Lo importante es que es el primer paso para bajar a la tierra a una clase social llena de privilegios cuando, en realidad, lo que debería tener son penitencias.
Ahora, lo que hay que ver es si estamos asistiendo a un “antes y un después” o a un “uno más”. Es decir, si este gesto va a servir para que la toda la clase política se de cuenta de que la sociedad les reclama que de ejemplo y, por fin, tome nota, aprenda de sus errores, se quite toda la mugre y se presente ante la sociedad con el cuerpo, la mente y la fachada depuradas. O, por el contrario, que todo quede en un gesto de cara a las elecciones que valga unos minutos en los telediarios y medios de comunicación en general, algunas frases en los mítines diciendo lo buenos que somos y ya está. Sería una pena. La clase política tiene una buena oportunidad para dignificarse.
Y es que nunca es tarde para predicar con el ejemplo, sus señorías.

2 comentarios:

  1. Muy acertada reflexión. No es de recibo que un médico te diga, cigarro en mano, que tienes que dejar de fumar... cuanto menos que un político te pida sacrificios mientras él pasa de aportar nada personal a la crisis... como diría forges: país...
    eduardo

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  2. Totalmente de acuerdo con tu reflexión, Eduardo. Ojalá aún estemos a tiempo de cambiar. Está difícil, pero abramos una ventana a la esperanza. No queda otra. PP.

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